Pero es posible también que cuando llegamos a lo que se llama la fase R. E. M., nuestra mente pueda entrar en contacto con los llamados archivos akásicos, en los que de alguna forma, esta archivado todo lo que ha ocurrido y lo que está por devenir. Otra posible opción, es que el pasado, el presente y el futuro son algo que ocurre al mismo tiempo, pero que nuestra mente no es capaz de captar realmente, hasta que en las fases del sueño nos desprendemos de las ataduras racionales y conscientes, y podemos así tener a nuestro alcance sucesos importantes que aún no han ocurrido en nuestro presente y también hechos que están por venir.
Hay multitud de personas conocidas por sus sueños premonitorios, de sus sueños acerca de los sucesos de un futuro luego confirmado. Pero es algo más cotidiano y común de lo razonablemente reconocible. Todos hemos tenido esa sensación, a menudo después de que el hecho se confirmara y quedándo luego todo, en un ámbito doméstico. Pero vamos a hacer un repaso de los más famosos soñadores, con nombres y apellidos, aún sabiéndonos partícipes de esta maravillosa cualidad que todos disfrutamos y también sufrimos desde el anonimato. Dejando a parte, las traídas y llevadas profecías de Nostradamus, que son sólo interpretables después de que el hecho se haya consumado y siempre tomándolas con alfileres, pues sus centurías tienen múltiples y variadas lecturas.
A principios de 1979, a un hostelero llamado Jaime Castell, una voz le dijo en un sueño que no llegaría a conocer a su hijo al que apenas le quedaban tres meses para nacer. Tanto le impresionó el sueño que se decidió a contratar una póliza de seguros de siete millones de pesetas. Semanas más tarde se vió implicado en un terrible accidente de tráfico con otro coche que venía en su dirección a más de 160 kilómetros por hora. Este último perdió el control y en el choque ambos conductores perecieron. Debido al poco tiempo transcurrido entre la firma de la póliza y el accidente, se inició una investigación. Finalmente se concluyó que podía haber sido planificado, la aseguradora descartó cualquier posible fraude, sabiendo que en tan espantoso e increíble accidente una fracción de segundo más o menos podía haber varíado el desnlace final del brutal choque.
En ese mismo año, Helen Tilotson fue despertada por una fuerte llamada a la puerta de su casa a eso de las 5 de la mañana, era su madre, que vivía en la acera de enfrente. Marjorie, notablemente asustada le preguntó transtornada a su hija, porqué le había pedido que fuera corriendo a su casa unos minutos antes. Helen le aseguró que llevaba acostada desde las 11 de la noche, justo en ese momento de confusión, escucharon un fortísimo ruido procedente de la calle. Al asomarse por la ventana descubrieron horrorizadas como se había derrumabado el edificio en el que vivía la madre. ¿Premonición o intución entre madre e hija? Desde luego Marjorie parece que tuvo contacto con algún plano que le proporcionó una información que fue para ella vital.
Por lo general, las premoniciones tratan sobre sucesos negativos, pero cuando además la tragedia incumbe a cientos de personas, son muchos los que sueñan con los mismos acontecimientos. El 20 de Octubre de 1966 el niño Eryl Mail Jones, confesó a su madre que había soñado que al llegar a la escuela, esta había desapercido, que había sido aplastado por una cosa negra. Fue en el pueblo galés de Aberfan, cuando medio millón de toneladas de carbón de desecho se deslizaron sobre la localidad minera. Esta premonición y otras que pronosticaron la muerte de 139 personas, incluida Eryl, fue estudiada por el psiquiatra londinense John Barker, quien desde ese momento comenzó a colaborar en la organización de la Agencia Británica de Premoniciones, creada con el objetivo de investigar y analizar predicciones. Estas agencias no son del todo extrañas, las hay también en Estados Unidos y Canadá, por ejemplo.
Otro caso registrado y catalogado ocurrió en 1978. El 6 de Diciembre de ese año, el periódico escocés Dundee Courier & Advertiser, publicó un artículo titulado: El Profeta No Tenía Billete. En él, un pasajero llamado Edward Pearson, fue detenido al ser descubierto que viajaba en un tren sin billete. Pearson contó que viajaba para advertir al ministro de Medio Ambiente sobre un sueño que tuvo en el que se produciría un importante seísmo en Glasgow próximamente. Por supuesto, no fue tenido en cuenta, pero tres semanas más tarde se cumplió la profecía, en un lugar además muy poco dado a esos movimientos geológicos violentos.
Sin duda, uno de los sucesos catastróficos más soñados previamente fue el hundimiento del Titanic. Es seguro conocido de muchos, la obra del hasta entonces desconocido Morgan Robertson, en la que se predice el desastre con una increíble similitud. En su libro, el número de pasajeros y víctimas era bastante parecido, la embergadura del barco, el nombre, el modo en que chocó con un iceberg en las costas de Terranova y el mismo escaso número de botes salvavidas. Otra obra de ficción sobre el hundimiento del transatlántico, fue la publicación londinense del periodista W. T. Stead. Al final de su historia añadió: Esto es exactamente lo que podría suceder, lo que sucederá si las naves zarpan con pocos botes salvavidas. Al parecer, ni él mismo tuvo en cuenta esa premonición, pues el 14 de Abril de 1912 fue uno de los pasajeros del Titanic, y unos de los 1513 fallecidos en las gélidas aguas del Atlántico Norte.
Otro testimonio que quedó recogido fue el de la famosa vidente Jeane Dixon, quien predijo los asesinatos del líder de los derechos humanos Martin Luther King, así como el de los hermanos Kennedy. En el año 1952, mientras rezaba en la catedral de Saint Matthew tuvo una visión en la que aparecía los números 1 - 9 - 6 - 0, y una voz que profetizó la muerte de un demócrata que llegaría a la Casa Blanca y sería asesinado durante su mandato. Más sorprendente fue la predicción que tuvo sobre Robert Kennedy en 1968. Mientra hablba públicamente en una convencion en el Hotel Ambassador de Los Ángeles, alguien desde su asiento le preguntó si Robert llegaría a ser presidente. Entonces tuvo la visión de un telón negro que la separaba del público y respondió: No, no lo será. Nunca será presidente de los Estados Unidos, a causa de una tragedia que sucederá aquí mismo, en este hotel. Una semana más tarde el joven y prometedor Robert Kennedy era asesinado de un tiro en el Hotel Ambassador.
Un terrible y decisivo sueño fue el que también tuvo el obispo de los Balcanes, monseñor Joseph De Lany la noche del 27 de Junio de 1914. Sobre la mesa de su escritorio emcontró una carta con el sello de armas del archiduque Francisco Fernando y heredero al trono austrohúngaro, y de quién el obispo era además tutor. Al abrirla, el obispo vio al archiduque sentado junto a su esposa en un coche, con el conductor y un oficial sentado al lado. Entonces dos hombres se acercaron hasta los cuatro, disparando contra la pareja real. En la carta estaba escrito: Su eminencia querido doctor Lany: mi esposa y yo hemos sido víctimas de un crimen político en Sarajevo. Nos encomendamos a sus oraciones: Sarajevo, 28 de Junio de 1914. Al día siguiente el obispo recibió la noticia del asesinado del archiduque que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
La lista de premoniciones soñadas por personajes famosos tampoco es corta. Cuando Mark Twain era sólo un aprendiz de piloto en un barco de vapor, tuvo un sueño muy concreto sobre la muerte de su propio hermano: lo vio sobre un ataud de metal que descansaba sobre dos sillas, y sobre su pecho, un ramo de flores blancas con un flor roja justo en medio. Poco después, el barco en el que trabajaba su hermano menor como administrativo, explotó frente a Memphis, muriendo en el suceso 150 personas. Aunque en un principio el joven se salvó, seis días más tarde falleció debido a sus graves quemaduras. Twain estuvo todo el tiempo junto a su hermano, pero la última noche se quedó dormido. Al despertar, el ataud que portaba el cuerpo de su hermano estaba colocado como el había soñado. Y mientras se desarrollaba el velatorio, se cumplió el último detalle, una señora depositó en el regazo de su hermano un ramo de flores blancas como en su sueño.
En la antiguedad se le daba una gran credibilidad a los sueños premonitorios, y era común el uso de numerosos métodos para interpretarlos. Uno de los más antiguos manuscritos que se conservan, es un papiro egipcio de 4000 años de antiguedad, y está dedicado al complejo arte de la interpretación onírica.
Hacia el 1495 A. C., el faraón Tutmés IV tuvo un sueño lo suficientemente relevante como para ser grabado en una lápida erigida frente a la siempre eterna Gran Esfiginge de Gizeh. En ella se cuenta como durante un siesta del aún por entonces príncipe Tutmés, se le apareció el dios Hormakhu hablándole de esta manera: La arena del paraje en el que transcurre mi existencia me ha cubierto. Prométeme que tu harás lo que desea mi corazón; entonces sabré que tú eres mi hijo, que tu eres mi salvador... Cuando Tutmés fue faraón retiro la arena que cubría la Esfingie sagrada en honor del dios, y de este modo el reinado de Tutmés fue largo y prospero, tal y como el sueño lo había pronosticado.
La Biblia tampoco se queda atrás recogiendo este tipo de sueños. En el Libro de Daniel podemos encontrar la historia de los pies de arcilla. El rey Nabuconodosor de Babilonia, tuvo un sueño por la noche y supo que era importante, pero a la mañana siguiente no lo pudo recordar. Inquieto, pidió a sus sabios que le ayudaran a descubrir cual había sido ese sueño, pero estos fueron incapaces de hacerlo, a pesar de la pena de muerte que les amenazaba en el caso de su fracaso. Pero Daniel, ya famoso por sus conocimientos sobre sueños y presagios, rezó a Dios para que le revelara el sueño del rey. Daniel pudo así ver, una imagen con la cabeza de oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies parte de hierro y parte de arcilla. La imagen era destruida por una piedra convertida en montaña. Daniel interpreto la cabeza de la figura de oro como el gobierno del rey, y las siguientes partes como reinos sucesivos, finalizando con su destrucción. Nabuconodosor no sólo reconoció su sueño, sino que ascendió a Daniel a un alto cargo en el gobierno.
En el Antiguo Testamento también, aparece un sueño que tuvo Jacob mientras dormía en el desierto. Vio una escalera que llegaba al cielo y por la que subían y bajaban ángeles. Dios le explicó sobre la tierra en que descansaba: De aquí y de ti surgirán todas las familias de la Tierra. A pesar del pánico inicial de Jacob, el sueño se convirtió en realidad, ya que del patriarca del Antiguo Testamento surgirían todas las tribus de Israel.
Avanzando más en el tiempo, llegamos al año 322 A. C., Alejandro Magno mientras asediaba la ciudad de Tiro, soñó con un sátiro danzando sobre un escudo. El intérprete de sueños, Aristrando, interpretó el sueño por un buen augurio: la palabra satyros, además de significar sátiro en griego, podía ser entendido como Sa Tyros, traducido como: Tiro es tuyo. Alejandro prosiguió con la campaña y finalmente Tiro fue conquistada.
Cuando dormimos somos capaces de poder resolver cuestiones que de día atormentan, problemas que no podemos resolver se nos antojan más sencillos por la mañana. Pero hay quién va aún más allá. Los más dotados pueden encontrar la inspiración mientras duermen, o quizán alguna entidad evoluciona les susurre la respuesta que necesitaban.
En 1863 el prestigioso y joven científico alemán Augus Kekulé, había demostrado que los átomos de carbono podían formar cadenas que constituían la columna vertebral de moléculas complejas. También había resuelto algunos enigmas al demostrar que los átomos podían unirse con enlaces dobles y hasta triples. Pero todo su talento no sirvió para formar una cadena de seis átomos de carbono con seis átomos de hidrógeno, composición necesaria para conseguir el complejo aromático del benceno que tanto anhelaba. La solución le vino en un sueño en que se le apareció la molécula de benceno como si de una serpiente se tratara, que con su movimiento formaba una circunferencia al tragarse su propia cola. Al despertarse comprobó como se podía formar la estructura molecular si los seis átomos de carbono formaban un anillo, y los de hidrógeno se enlazan con cada uno de esos átomos de carbono. Se ponía con este descubrimiento las bases de la próspera industria alemana de los colorantes.
Otro resultado notable en la investigación científica la obtuvo el fisiólogico Otto Loewi en 1929. Gracias a unos sueños consiguió el diseño de un experimento para determinar si la hipótesis de la transmisión química que había enunciado 17 años antes era correcta o no. A través de un simple experimento con un corazón de rana puso la base de la teoría de la transmisión química de los impulsos nerviosos que le valió el premio Nobel en 1936.
El inventor de la máquina de vapor, James Watt, también tuvo mucho que agradecer a sus sueños. Debido a un sueño en el que intervenía la lluvía, pudo idear un método de fabricación de balas de plomo esféricas: virtiendo plomo fundido desde una torre y a través de una trampilla, el metal forma esferas perfectas, que al caer en un barreño con agua se solidifican conservando la misma estructura.
El anuario de la Society for Physichal Research del año 1900 recoge un detallado informe sobre otra solución brindada por un sueño. El profesor Hilprecht trataba de descifrar las palabras grabadas en dos pequeñas ágatas procedentes de la antigua Babilonia. La respuesta la obtuvo por la noche, cuando oníricamente se le apareció un sacerdote de Nippur precristiana que le condujo hasta la cámara del tesoro de un templo, y le dió una completa explicación del significado de las ágatas.
Los artistas son otros afortunados que han tenido la visita inspiradora. El gran poeta, científico y filósofo alemán Johan Wolfgang von Goethe, declaró haber compuesto poemas en sueños. El ceramista Bernard Palissy realizó una de sus piezas cerámicas más bonitas siguiendo un diseño que había visto en sueños. Se dice también que el escritor francés Charles Nodier redactó su obra Lydie mientras dormía. Samuel Taylor Coleridge soñó todo su poema Kubla Khan, copiándolo simplemente a la mañana siguiente.
El destacado violinista italiano del siglo XVIII Giuseppe Tartini, en el transcurso de un sueño, se le apareció el diablo que tocó para él una pieza de violín de una manera exquisita. A la mañana siguiente recordó la melodia y compuso la sonata La Canción del Diablo, cuya dificultad de ejecución ha proporcionado al autor una fama mundial. Sin embargo, el propio Tartini aseguró que su obra era sólo una mera sombra de la música que él había oído en su sueño.
Se puede ver que desde de la antiguedad, los sueños han sido considerados sagrados, canales de un conocimiento oculto y extraordinario. Sea porque nuestro subconsciente despierta, porque tomamos contacto con el universo, con una mente colectiva, con el pasado o con el futuro, los sueños son un instrumento con un grado máximo de sensibilidad. No debemos infravalorarlos, están ahí por algo, han sido venerados en el pasado, y aún hoy día a todos nosotros como mínimo, nos parecen curiosos o sorprendentes. Que los sueños no nos pasen desapercibidos, tienen un fin, y debemos intentar recordarlos para aprender de ellos. Siempre hay un trasfondo detrás de todas las cosas.
Dulces sueños.