Hace dos fines de semana, cayo en mis manos la película Diarios de Motocicleta, de Walter Salles, gracias a la nueva colección de Cine de Estreno que está regalando el diario El País los domingos, narra la historia de dos jóvenes argentinos, Ernesto Guevara, estudiante de medicina (más tarde conocido en todo el mundo como el Ché) y Alberto Granado, bioquímico, que emprenden un viaje por carretera, en una desvencijada motocicleta Norton de 500 c. c. del año 39, llevados por un romántico espiritú aventurero. Cuando la moto se avería, los dos muchacho se ven obligados a continuar su viaje a pie, haciendo autostop, y poco a poco, van desentrañando la verdadera realidad de un Latinoamerica, digamos, no tan romántica. Fruto de estas experiencias, se vislumbra ya en la película, el desarrollo de unas personalidades, ya como hombres, ética y políticamente distintas, a la inocencia con la cual inician su particular odisea.
La película es una maravilla, con un Gael García Bernal, al que por cierto, sigo desde Amores Perros, espléndido, como Ernesto Guevara y tiene una banda sonora, acertadísima, delicada y a la medida, que corre a cargo del cantautor Jorge Drexler, premiado con el Oscar a la mejor canción, por Al Otro Lado del Río.
Tanto me gusto el filme, que me inspiro a maquetear con Corel, la famosa fotografía del comandante en Sierra Leona y añadirle la famosa frase de Morrison, sobre la necesidad de cambio y de ayudar a ese cambio, que la juventud americana y mundial también, anhelaba, lejos de una sociedad, profundamente injusta y desigual, en la que lo único importante era y es, tener o no, más que el prójimo, y de la que el personaje interpretado por Gael, es consciente al final de su periplo.
Lo dicho: "Queremos el mundo, y lo queremos ahora"
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