Es llamado a filas, durante la Segunda Guerra Mundial, y de camino a alistarse conoce a los músicos de jazz, más importantes del sonido bebop, en esos momentos emergente, entre ellos a Dizzy Gillespie, que sería uno de sus más grandes amigos. Debido al escaso trabajo, después de la guerra, decide alistarse de nuevo en el ejército, pero se cruza en su camino el bueno de Charlie Parker. The Bird, necesitaba un trompetista sustituto para una serie de actuaciones por la Costa Oeste, sólo lo oye durante cuatro minutos, supende la audición inmediatamente, mandando a más de 400 músicos a su casita. Tan impactado queda Parker con Baker, que más tarde hablaría con los dos grandes monstruos de la trompeta jazzística Miles Davis y Gillespie, diciéndoles que tuvieran cuidado con este muchachito blanco.
Ya siendo muy reconocido, forma junto a Gerry Mulligan, el Gerry Mulligan Quartet, que le encumbraría. Colaboraría en numerosas ocasiones a su vez, junto Stan Getz. Aún siendo un tipo duro, siempre enfadado y eternamente pesimísta, es el más lírico y emocional de los trompetistas de jazz de todos los tiempos, y aunque siempre fue acusado de hacer un jazz demasiado meláncolico, también demostro sus extraordinarias cualidades uniendose al movimiento cool, iniciado por Miles Davis, desvinculándose un poco de la tendencia bebop tan alocada para sus gustos. Mis discos favoritos de Chet Baker son Chet Baker Sings y It Could Happen To You, aunque su discografía es enorme y variada, como gustos hay colores...
Su vida personal es toda una epopeya, y está marcada por la adicción a la drogas duras; heroína y cocaína; goloso recalcitrante y mujeriego empedernido, se contaba de él, que no había mujer que lo hubiera conocido, que no quisiese saber más de él al día siguiente, a pesar de su seco carácter. Es detenido en numerosas ocasiones en Europa, por posesión y tráfico de estupefacientes, siendo finalmente deportado a Estados Unidos. En Nueva York, y por su relación con el mundo tan marginal de las drogas, recibe una brutal paliza, en la que le destrozan parte de la dentición y la mandibula, recuperandose muy a duras penas y tras muchos años, teniendo que adaptar las boquillas de sus trompetas. Su muerte está rodeada de extrañas circunstancias, muere en Amsterdam, el 13 de mayo de 1988, arrojado por la ventana de un hotel, por no se sabe quién, eso sí, atiborrado de caballo y polvo de ángel. Ese fue el final del Angel Desdentado, le fallarón las alas y no pudo levantar el vuelo.
Aún así, larga vida a Chet Baker, uno de los grandes.
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