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Bajo la influencia de la Especia Melange, la Especia de las Especias...

martes, 18 de mayo de 2010

Melodías de La Traviata

Desde siempre he sido aficionado a la música clásica, pero como ambientación suave, para leer un libro o en las épocas de estudio, algo así como para generar un clima proclive y relajado, pero para hacer otra cosa. Los valses, sin embargo, siempre han sido una debilidad para mí, y conozco muchísimos, algunos, poco conocidos. Uno se me resistía, había uno que no identificaba, el de la sintonia del programa Hablar por hablar, de la Cadena Ser. Cierto días, por pura casualidad, descubrí que era la apertura de la ópera La Traviata, y me sumergí e investigue acerca de la más famosa ópera de Verdi, finalmente acercándome a todo el género con un tremendo gusto.

La Traviata, es una adaptación de la nóvela de Alejandro Dumas Hijo, La Dama De Las Camelias, y es un melodrama, donde los personajes principales viven un amor un tanto desgraciado. Violeta, la protagonista, es una cortesana francesa que vive rodeada de lujo y fiestas, dilapidando su fortuna y su salud, hasta que conoce a Alfredo, su amado, digamos. Ambos se enamoran y dejan su vida anterior para vivir en el campo y allí es donde se cuece la tragedía, pues Alfredo sabiendo que Violeta lo ha vendido todo para quedarse junto a él, parte para París, para deshacer de algún modo los tratos monetarios que su amada Violeta había arreglado. En es momento, el padre de Alfredo, se presenta en la casa y pide a Violeta que abandone a su hijo, pues sabiendo de su reputación le echa en cara estar arruinando su vida, Violeta intenta convencerlo de que su amor es verdadero y no encontrando comprensión, ni consuelo, en el padre de Alfredo, finalmente, le confiesa que tiene una enfermedad gravisíma que no va a tardar mucho en llevarsela con la Parca. En ese momento, el padre, lejos de apiadarse de ella y vislumbrando un futuro incierto para su hijo con toda su fortuna dilapidada, le pide a Violeta que si de verdad lo quiere, que haga un verdadero sacrificio de amor y lo abandone. Ella, al ver tan profundamente cuestionado la veracidad de su amor, finalmente acepta, con la condición de que algún día, cuando ella no este, su padre cuente al hijo, el gran sacrificio que ella llego a hacer por él. Entonces decide escribirle una carta cruel y frívola, que signifique el adiós definitivo, para que él no la siga...

Aunque existen partes famosísimas de esta ópera como el brindis "Libiamo ne'lieti calici", quizás, el aria "Amami Alfredo", sexta escena del segundo acto, sea el momento más sublime de la historia de la ópera, y os dará una idea de si el género os gustaría o no. Os pongo vídeos, pues la ópera es al menos para mí, un todo, en el que la actuación es importantísima. A ver que os parece...

Esta es una adaptación fílmica de 1982, con Teresa Strattas como soprano, y... a ver si reconoceis al tenor...



Y a continuación una puesta en escena, más contemporánea, por el director Rober Carsen, que formó un lío enorme con la adaptación de la ópera Salomé, donde la mitad del coro estaba desnudo, en el Real Teatro de Madrid, para mí no tiene tanto encanto como la ambientación victoriana, pero está subtitulada y podreis juzgar, en mayor medida, el dramatísmo del aria; la soprano es Anna Netrebko y el tenor, el canario, Rolando Villazón. Espero que os guste.


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